Se están publicando últimamente informes con escaso rigor científico, llevados a cabo por empresas de todo tipo, menos educativas, sobre los beneficios de la jornada escolar partida.
Informes que defienden que la jornada partida beneficia la conciliación familiar o la conciliación ‘de las madres’ (sí, de las madres, como si la responsabilidad de conciliar fuera solo nuestra, ¡imaginad el nivel...!).
En numerosos centros escolares se están llevando a cabo debates con el fin de imponerla el curso que viene. Algunas me habéis preguntado mi punto de vista de vista. Así que, ahí voy.
Estoy a favor de la jornada escolar continua. He investigado al respecto, al igual que numerosos colegas y las conclusiones son claras: benefician el rendimiento escolar y las relaciones familiares.
Las dificultades para conciliar en España, colocan el foco constantemente en la jornada escolar. Sin embargo, centrarnos en los horarios escolares es desviar el verdadero problema de la conciliación familiar.
No es la jornada continua la que entorpece la conciliación familiar y la sobrecarga ‘de las madres’. Son las extensas jornadas laborales y la falta de implicación de tantos padres en la crianza de SUS menores y las labores domésticas de SU casa.
Si queremos conciliación hay que cambiar el sistema laboral, reduciendo jornadas por el mismo salario.
Pero también es necesaria la implicación sincera de los hombres para corresponsabilizarse en las tareas domésticas y los cuidados.
Vamos a ver un ejemplo:
Supongamos una jornada partida de 9 a 12:30 y de 15:00 a 17:00.
• De 12:30 a 15:00, los menores, o van a casa a comer, o se quedan en el centro en el comedor.
• Luego, patio o actividades extraescolares. Algo que hace la mayoría, porque pocas familias pueden dejar su trabajo 12:30 a 15:00. • Además de la pérdida de tiempo de 4 vueltas colegio-casa.
• Por la tarde, después de 8 horas en el colegio, llegan a casa a las tantas, meriendan, deberes y poco más.
• Rápidamente se hace tarde para hacer alguna actividad extraescolar no ofertada por el centro y que les interese. Sin hablar de que están más tiempo en el colegio, que con su madre y su padre.
Supongamos una jornada continua de 9 a 14:00. Los menores tienen la posibilidad de irse a casa:
• A las 14:00.
• A las 15:30, después de comer.
• O a las 17:00 después de las extraescolares, según las necesidades familiares.
Ambas jornadas tienen exactamente las mismas horas lectivas.
Sin embargo, en la continua, los estudiantes que puedan, comer en casa, descansar, estar en familia, estudiar, aburrirse, hacer actividades extraescolares, ir al parque, etc.
La jornada partida solo es beneficiosa para una mal entendida conciliación. Los colegios no son el lugar donde se aparca a los niños mientras la madre y el padre son productivos para el sistema.
Los centros no tienen que adaptarse a las condiciones laborales de los padres, no son los encargados de facilitar la conciliación.
Estudiar las tablas de multiplicar con el puchero recién comido no es lo ideal para aprender.