El rendimiento intelectual es mayor durante la jornada de mañana que en las horas posteriores a la comida por razones fisiológicas obvias que influyen en el nivel de concentración. En las primeras horas del día el aumento del azúcar en la sangre y del calor corporal favorecen la concentración y estimulan la capacidad de deducción. Después de comer los carbohidratos de los alimentos ejercen un efecto calmante sobre el cerebro, haciendo que el nivel de atención disminuya. (Leer el artículo “Buenos hábitos” de la psicóloga infantil C. Feenstra al final de este estudio).
No se producen interrupciones horarias que perjudiquen a la atención, sino al contrario los alumnos están en clase en los periodos de máximo rendimiento. La organización en los centros de jornada única se ha realizado impartiendo en las primeras horas las áreas que suponen un mayor esfuerzo de concentración y después del periodo de recreo de 11,30 a 12,00 horas, las áreas de esfuerzo medio-bajo, para terminar con las más “relajantes” para los niños, como plástica o manualidades al final de la jornada.
Facilita al alumno más tiempo para la realización de sus tareas escolares que le va a posibilitar la adquisición de hábitos de estudio y trabajo personal.
Para los más pequeños tampoco representa estar más cansados con el horario continuo, puesto que sus clases están más volcadas a aprender de forma lúdica de modo que se cansa menos los niños en su clase organizados por su profesora que alterna los ratos de relajación con los de actividad durante toda la jornada que estar dos horas en el comedor y en el patio con el horario partido.
Se ha mostrado como el rendimiento escolar del alumnado en los centros de jornada única ha aumentado (dato suministrado por la dirección del colegio C.P. Giner de los Ríos de Mérida y dato también constatado en el estudio de Fernández Enguita “La hora en la escuela” encargado por la Comunidad de Madrid). También está ratificado por los centros a los que he mandado mi estudio.
Con la jornada única se evita la interrupción y pérdida de tiempo de dos horas de espera a la reanudación de clases. Se ha estudiado que los recreos excesivamente largos son perjudiciales para la educación. Durante el tiempo de comedor y en el patio se invierte los valores que se le ha enseñado en clase, incrementando además la agresividad. Los niños pequeños juegan junto a los mayores, a veces con escasa vigilancia, “aprendiendo” cosas que no son ni correctas ni adecuadas a su edad, de hecho se han comentado casos lamentables donde los mayores se han “divertido enseñándoles” a algunos pequeños “barbaridades”, y otros hechos graves que han ocurrido últimamente. Los profesores de infantil comentan que por la tarde sus alumnos vuelven muy “brutos” y tiene que estar un rato relajándolos para poder continuar las clases. En definitiva las dos horas de 12,30 a 14,30 resultan perjudicialmente largas para los alumnos que se quedan a comedor, y por otra parte cortas para los que van a comer a casa. Si miramos el horario de nuestros hijos y lo hacemos proporcional al tiempo de duración de cada concepto vemos que después del descanso del recreo suben a dar una clase sola de una hora y luego otras dos horas de “descanso” para llegar a la tarde con una hora y media más de clase. ¿Están cansados?, creemos que sí ¿pero no serán de las múltiples interrupciones que impiden su concentración?. Para paliar la larga espera se están introduciendo clases extraescolares en el periodo de comedor, este aumento de clases por un lado es bueno para tenerlos entretenidos y disminuir el tiempo de patio, pero por otro lado están llegando a la clase de la tarde habiendo dado más clases extras en medio de la jornada curricular y posiblemente haciendo disminuir su atención.
Con el horario continuado, el paso al instituto no supone una ruptura tan grande con los hábitos de estudio adquiridos en el colegio, puesto que presenta el mismo horario, evitando fracasos debido a la adaptación.
La jornada escolar única no significa una reducción de la jornada escolar, ni en cuanto al profesorado ni al alumnado, sino al contrario una ampliación de sus posibilidades formativas, ya que las tardes se ofrecen como alternativas de formación de acuerdo con las aficiones o intereses de los alumnos en los distintos talleres o clases “extraescolares” que podrían empezar antes de las cuatro evitando el largo tiempo en el patio para los que lo quisieran. El profesorado además de tener las mismas horas de clases con sus alumnos, por la tarde también participa en los talleres y clases extraescolares.
Con el sistema de jornada única, los talleres o clases “extraescolares” son gratuitas y por tanto accesibles a todos los niños y no sólo para aquellos de familias con mayor poder adquisitivo puesto que son financiadas por la Administración Educativa, y sólo requieren el interés del alumno.
Por otra parte el sistema de horario continuado permite obtener un mayor aprovechamiento de las instalaciones y recursos materiales que tiene el centro. Es deseable que el horario de apertura del colegio sea lo más amplio posible, tanto durante el curso académico como en verano, ya que es un punto de referencia, de educación y de encuentro excelente para nuestros hijos pero debe estar racionalizadas sus actividades, de modo que unas sean curriculares y obligatorias, y otras estén disponibles según las aficiones de nuestros hijos o quizás en momentos en que por el trabajo de los padres no puedan atenderlos.